# mi nombre es Jon, pero con queso por favor

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qué tal, interweb…

No logramos encontrar la referencia en la red, pero recordamos bien una anécdota acerca de César Vallejo durante sus años en París. Contaban que, cuando se presentaba, decía “mi nombre es César Vallejo, pero con arroz por favor”. Era un reconocimiento a la comida peruana, que deja de ser perucha si se elimina el arroz.

Bueno, aquí en los EE.UU. tenemos a Jon con queso por favor. Es nuestro familiar político. Nos visita con cierta frecuencia. Le gusta mucho cocinar y, no importa el plato o la ocasión, le pone queso a todo.

Jon no está solo en este mundo, sino que más que nada es una expresión amplificada del norteamericano promedio. Aquél que equipara la calidad de la cocina con el peso y las calorías que ofrece. The more, the merrier.

Ver ensaladas frescas sepultadas bajo un estrato de mexican cheese nos causa tal repulsión que hemos declarado que no nos gusta el queso. Eso es mentira, pero sirve como una navaja que simplifica las cosas en la mente de Jon.

La semana pasada nos invitó a una fiesta para celebrar su cumpleaños. Calculamos que habría alrededor de 100 personas. De pronto, con copa de vino en mano, se nos acerca una mujer y nos indica: “allá hay al final de esa mesa hay una sección de bocaditos sin queso… como dicen que no les gusta el queso”

“Sí nos gusta el queso”, respondimos.

“Jon dice que no, que son raros.”


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