(cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia)
como suele decirse casi reflexivamente, existe un tal “amigo de un amigo” que es aficionado al juego, sobre todo a las apuestas deportivas. Específicamente torneos profesionales de tenis.
Resulta que este fulano de tal andaba necesitado de dinero. Un tema de liquidez que se resolvería en el corto plazo.
Tontamente accedimos a apoyar con un poco de lo que pedía. Cuando íbamos a hacer la transferencia bancaria y mencionamos que había costos de transacción, el tipo nos pidió que presionemos el botón de pausa. Él encontraría otra manera de ejecutar la transacción.
Pagar por costos de transacción iba en contra de sus principios.
Se encontró un intermediario, un amigo suyo que podría hacer el favor de transferir el dinero sin costo alguno. Este amigo conoce maneras eficientes de hacer transferencias monetarias, quizá debido a que éste es un tenista profesional que viaja mucho.
Entonces pues, hicimos una transferencia a través de la red bancaria local a la cuenta del tenista. El tenista, a su vez, entregó el dinero al fulano.
Hoy nos enteramos de que se está jugando un torneo ATP challenger de tenis en el Jockey Club del Perú y que you know who utilizó el dinero recibido para apostar en contra del tenista que facilitó la transferencia.
qué es la justicia?
Eso no lo sabe ni Sócrates ni Lanssiers, pero el tenista ganó el partido con marcador 7/6, 6/7, 6/4.
